Disfrutamos, con varios niños pequeños, de pasar sobre un tronco una erreka, de trepadas en las formaciones areniscas sobre las que se practica habitualnmente boulder, del vuelo (muy cercano y espectacular) de los buitres leonados con sede en Aiako Harria, y de las maravillosas vistas que se extendían desde el Larrun, Aiako Harria, Adarra, Donostia o la Costa Vasca hasta Matxitxako.
Una delicia de "paseo montañero" y muy panorámico.
Además, si es fin de semana, podremos probar la cantina que hay junto al pequeño parking, la cual aún no conozco, pero que tiene muy buena pinta.