Atardecer desde la Isla de Sta Clara, Donostia (Txori, 2007)
Queda media hora para que sea lunes, 1 de septiembre, que será el día que vuelva a currar, tras tres semanas en plena convivencia con mi familia: Cerezo, Lerín, Burdeos, playa, …
Hoy he disfrutado mucho; por la mañana hemos vagueado, no sin motivos, y tras la gloriosa siesta precedida de los fettuccine de Eduardo, precedida a su vez de un rodaje corriendo de 45’, hemos dormido a los niños en la silla doble, y mientras Beatriz se bañaba con Eider en la Concha, yo me tomaba un cortado en el café La Perla. Cuando nos hemos reunido, y como me había quedado con las ganas, me he dado un chapuzoncillo desde la pasarela del Náutico. Insoslayable paseo por Lo Viejo, donde hicimos una incursión en la mítica “Meji”, la de siempre… la del “gusto inconfundible”: Caña y doble de bravas. En la “31” había mucho ambiente, y se estaban preparando para la conmemoración de su destrucción en 1813.
El retorno a casa ha sido muy agradable, echando carreras con Aimar y Eider, todos en bastante buena armonía.
Mañana vuelvo al trabajo, ¿y qué?
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