Sin embargo aquí, al pie del Balerdi, un viento helado a su paso por las nieves de las Malloak nos endurece las orejas, y temo efectos secundarios en los niños, que poseen una natural tendencia a desabrigarse.
Durante más de dos horas se reúne el grupo asociativo del que forman parte las amigas que nos han traído aquí (me han nombrado algo así como blog-master??). Mientras tanto, intento averiguar si Irene entra, o sale, al tiempo que procuro que en dicho tránsito ni ella ni el recibidor se enfríen demasiado. También echo un ojo a los otros niños, que han quedado momentáneamente huérfanos debido a la reunión.
Tras la comida, el paseo de rigor (muchos de los visitantes aun no habían salido de la casa, y, habiendo llegado el día anterior de noche, no habían asomado la cabeza al valle y las montañas!).
Aprovechamos el paso por la pequeña fábrica de lácteos Balerdi, para traerme a casa 20 yogures: 20 dósis vía oral del Valle de Araitz, un valle tan bonito como la sonoridad de su nombre.
3 comentarios:
¡Gran yogur! Jaja, lo probé un día que bajé de hacer una ruta al Pallardi desde Intza. Hacía falta una semana de anticiclón después de todo lo sufrido. Que vaya bien familia.
"El viento helado nos endurece las orejas", gran descripción y gran sonrisa.
Precioso texto y sabrosos yogures; si solos de diez, si con miel de matricula.
(Si no es indiscreción, ¿dónde os alojásteis?)
En esta ocasión solo he pasado el día, pero se trata de la casa frente al frontón ("Apez etxea") y se puede utilizar por parte de grupos católicos, ONG's, etc.; es propiedad de la Diócesis de Pamplona.
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