B echa mucho en falta que en Donosti haya algo parecido a los Centros Cívicos de Gasteiz. Allí puedes leer el periódico, jugar a las cartas, todo ello muy apaciblemente, pero sobre todo llevar a los niños cuando el parque está mojado. Las chicas que los atienden suelen ser muy simpáticas y pacientes con las idas y venidas de los pequeños liantes (están bien seleccionadas, vaya).
En Donostia, por contra, cualquier intento de que un niño se comporte como lo que es en un Centro Cultural (Ernst Lluch, mismamente) suele ser rápidamente reprendido por las bibliotecarias.
Un fin de semana como el recién pasado, de nieve y cielos aplastados sobre la ciudad, el Centro Cívico Iparralde ha sido la salvación de viernes y sábado, y el Centro Cívico Artium* la del domingo.
(*) agradable y moderno espacio donde a cambio de "la voluntad", entre otras cosas, te ofrecen una visita guiada, en esta ocasión a dos familias, con un total de cinco niños, solo dos de los cuales seguían un poco el hilo de la esforzada y joven guía. Por cierto, la cafetería del museo está a la altura.
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