Este fin de semana ha estado dedicado a los vecinos riojanos.
El sábado desarrollamos la “Operación Calzado” en Arnedo. Los “pieces” de los lolos crecen que no veas. No se si cayeron 6 ó 7 pares en total. Arrasamos. Para compensar el gasto, comida casera en el parque infantil. Cómo se estaba, qué temperatura más gloriosa. Hasta eché una mini-siesta en un banco…
Eran fiestas, ya estaban acabando. Las cuadrillas sacaban sus planchas gigantes a la calle y allí se preparaban sus carnes, sus setas, sus piperradas.
Llegamos a Logroño a media tarde. Un poco de parque, y al meollo: La Parte Vieja. Ambientazo. Por ejmplo: Una cuadrilla de castas, con guitarra y congas incluídas, cantaba en un bar frente al “Carabanchel”. Nos pimplamos tres pintxos (de chuleta, de cochinillo, y la tortilla de patata con picante), con sus correspondientes vinos (del año, adoro ese vino, “como el que sirven en los bares de Laguardia”).
Los niños también disfrutaron, a pesar de no ser su ambiente. Al haber música callejera, cierta algarabía y jovenes disfrazados (anti-estéticas y siempre presentes despedidas de solter@), les cogía en brazos y me marcaba unos bailoteos con ellos. Buen final de sábado. A las 11h30 estába ya en la cama.
El domingo el despertador tenía que sonar a las 6h30. La marcha se denomina “Los Hoyos de Iregua” y hacía su edición XV (ya la habíamos probado en 2007). Lo de "Hoyos" hace referencia a unas lagunitas (secas en verano), que sería el humilde (pero bello) equivalente al ibón pirenaico. Geográficamente se encuentran bajo la vertiente Norte del Pico bajo el que pasamos, el Castillo de Vinuesa. La Sierra de Cebollera, aparte de bellísimos bosques y otras joyitas, guarda claros ejemplos de formaciones de origen glaciar (circos, laguitos, paredes, pedreras, …)
F condujo unos 50’ hasta Villoslada de Cameros. Ni él ni yo llevábamos cámara de fotos, así que tendría que arreglármelas con la cámara del móvil. Algo es algo. Iba ligero (ya que yo no estoy ligero, tengo que aligerar en el material, jojo), con las zapas de monte, chaleco y porta-bidones a la cintura.
El recorrido de este año ha sido de 32 km., y parecía menos duro que el de 2007, ya que se subía a 2000 m, luego se mantenía bastante la cota, para bajar en la última parte. En 2007 el perfil era en “M”; se hacía subida-bajada-subida-bajada.
A los ocho kilómetros era la primera paradita para re-desayunar, y justo después se tiraba para arriba, poco a poco hasta el Castillo de Vinuesa. Zonas de bosque y praderas preciosas durante todo el recorrido. Bajo el pico, al que la Organización recomendaba no subir (tema de seguro, es bastante rocoso y empinado), estaba el 2º control de paso. Desde allí en 2 kms. se llegaba a la zona donde daban el avituallamiento fuerte (bocata, sandwich, caldo, vaso de vino, agua, aquarius, manzana). Unas fotos de la ambulancia “pick-up” y del camión de bomberos amarillo para Aimar, y a seguir la marcha. Repecho majo para retomar las pulsaciones.
Los kilómetros se sucedían en una larga travesía (más larga cuanto más pieneses en llegar) en nivel de cota y ligera bajada hasta el último avituallamiento, a tres kms. de meta.
El calor había recalentado mucho nuestros cuerpos, sobre todo en la última parte, fuera del bosque. Además, Fer se había lesionado en la rodilla. Ya en el frontón, le encargué que me cogiera los obsequios porque me estaba mareando un poco. No había tenido síntomas de agotamiento pero sin duda la mezcla del esfuerzo con el calor me había puesto a prueba. La Coca-Cola de Villaneva de Cameros me entró como una gloria. Eso sí, parece que se la tomó Chiquito de la Calzada (“no puedor-no puedor”), porque una vez más, las ampollas eran de escándalo. El líquido que me dio Bea del hospital no me hizo ningún efecto.
Tras la ducha en Logroño, bajé un ratito a tomarme el café y a hacer acto de presencia en el parque.
La ruta hasta Donosti la hizo B en 2h10’.
El sábado desarrollamos la “Operación Calzado” en Arnedo. Los “pieces” de los lolos crecen que no veas. No se si cayeron 6 ó 7 pares en total. Arrasamos. Para compensar el gasto, comida casera en el parque infantil. Cómo se estaba, qué temperatura más gloriosa. Hasta eché una mini-siesta en un banco…
Eran fiestas, ya estaban acabando. Las cuadrillas sacaban sus planchas gigantes a la calle y allí se preparaban sus carnes, sus setas, sus piperradas.
Llegamos a Logroño a media tarde. Un poco de parque, y al meollo: La Parte Vieja. Ambientazo. Por ejmplo: Una cuadrilla de castas, con guitarra y congas incluídas, cantaba en un bar frente al “Carabanchel”. Nos pimplamos tres pintxos (de chuleta, de cochinillo, y la tortilla de patata con picante), con sus correspondientes vinos (del año, adoro ese vino, “como el que sirven en los bares de Laguardia”).
Los niños también disfrutaron, a pesar de no ser su ambiente. Al haber música callejera, cierta algarabía y jovenes disfrazados (anti-estéticas y siempre presentes despedidas de solter@), les cogía en brazos y me marcaba unos bailoteos con ellos. Buen final de sábado. A las 11h30 estába ya en la cama.
El domingo el despertador tenía que sonar a las 6h30. La marcha se denomina “Los Hoyos de Iregua” y hacía su edición XV (ya la habíamos probado en 2007). Lo de "Hoyos" hace referencia a unas lagunitas (secas en verano), que sería el humilde (pero bello) equivalente al ibón pirenaico. Geográficamente se encuentran bajo la vertiente Norte del Pico bajo el que pasamos, el Castillo de Vinuesa. La Sierra de Cebollera, aparte de bellísimos bosques y otras joyitas, guarda claros ejemplos de formaciones de origen glaciar (circos, laguitos, paredes, pedreras, …)
F condujo unos 50’ hasta Villoslada de Cameros. Ni él ni yo llevábamos cámara de fotos, así que tendría que arreglármelas con la cámara del móvil. Algo es algo. Iba ligero (ya que yo no estoy ligero, tengo que aligerar en el material, jojo), con las zapas de monte, chaleco y porta-bidones a la cintura.
El recorrido de este año ha sido de 32 km., y parecía menos duro que el de 2007, ya que se subía a 2000 m, luego se mantenía bastante la cota, para bajar en la última parte. En 2007 el perfil era en “M”; se hacía subida-bajada-subida-bajada.
A los ocho kilómetros era la primera paradita para re-desayunar, y justo después se tiraba para arriba, poco a poco hasta el Castillo de Vinuesa. Zonas de bosque y praderas preciosas durante todo el recorrido. Bajo el pico, al que la Organización recomendaba no subir (tema de seguro, es bastante rocoso y empinado), estaba el 2º control de paso. Desde allí en 2 kms. se llegaba a la zona donde daban el avituallamiento fuerte (bocata, sandwich, caldo, vaso de vino, agua, aquarius, manzana). Unas fotos de la ambulancia “pick-up” y del camión de bomberos amarillo para Aimar, y a seguir la marcha. Repecho majo para retomar las pulsaciones.
Los kilómetros se sucedían en una larga travesía (más larga cuanto más pieneses en llegar) en nivel de cota y ligera bajada hasta el último avituallamiento, a tres kms. de meta.
El calor había recalentado mucho nuestros cuerpos, sobre todo en la última parte, fuera del bosque. Además, Fer se había lesionado en la rodilla. Ya en el frontón, le encargué que me cogiera los obsequios porque me estaba mareando un poco. No había tenido síntomas de agotamiento pero sin duda la mezcla del esfuerzo con el calor me había puesto a prueba. La Coca-Cola de Villaneva de Cameros me entró como una gloria. Eso sí, parece que se la tomó Chiquito de la Calzada (“no puedor-no puedor”), porque una vez más, las ampollas eran de escándalo. El líquido que me dio Bea del hospital no me hizo ningún efecto.
Tras la ducha en Logroño, bajé un ratito a tomarme el café y a hacer acto de presencia en el parque.
La ruta hasta Donosti la hizo B en 2h10’.
3 comentarios:
Buenos recuerdos de la circular que efectuamos hace ahora un año. Un lugar relajante, sin duda.
Gran lugar, gran aventura.
En el "Diario de La Rioja" dicen que ha sido muy dura; ya digo que la de 2007 fue mas dura por su perfil, pero las condiciones de calor a 1º hora de la tarde ha sido lo determinante este año.
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