Está claro que este niño es un portento y yo andaba a dos aguas entre él y ella, tratando que el primero no se escapara mucho y que la segunda no se descolgara demasiado. Tratando de mantener el pelotón groupée, vaya.
Así pues comimos el bokata en el puente sobre el Leitzaran a la altura de Olloki, y retornamos río abajo hasta Andoain, donde esperamos al tren que nos llevara de vuelta a Donosti.
Está claro que el siguiente reto en bici en este valle será completar al menos el tramo Leitza-Andoain, en este sentido, que es en continua bajada.
1 comentario:
Se me había pasado esta entrada, pero ya veo que la próxima llegarás hasta Lekunberri.
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