Tras una tarde y velada estupendas en una Estella llena de luz y ambiente pre-veraniego, pasamos la noche en el muy recomendable albergue de Curtidores, en Lizarra. Desde la habitación te sitúas "encima" del río Ega, y el rumor y el frescor del agua te refresca y te masajea el cerebro. Las instalaciones y la atención, estupendas.
Al día siguiente acudimos a la invitación de la fiesta del espárrago, esa fibrosa, tiesa y sabrosa verdura primaveral.
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