foto ganadora concurso sobre
Cerezo del bar "La Italiana"
12-18.08.08 El año pasado no pudimos ir a Cerezo, Cerezo de Río Tirón, por la convalecencia del “abuilo”. Este año estaba todo en regla, afortunadamente. Pasamos por Gasteiz a por la Loli, y antes de llegar paramos en Haro, no a echar unos vinos, sino a hacer la compra en el Sabeco. Allí encontramos a Violeta, Pepe y la niñas.
Roxana y María comienzan su nunca suficientemente agradecida labor como niñeras…
La casa requiere sus atenciones, y Beatriz lleva el mando de la brigada de acondicionamiento. Pero aun y todo, llegamos a comer (de tupper), a las piscinas del pueblo.
El 2º día lo dedicamos a la familia, en este caso a la mía: Oscar y Merçe. El lugar elegido por él es el Valle de Valdivielso, Merindades, Norte de Burgos. Desde el Sur se accede pasando Oña, carretera Santander. El río que discurre por este valle es el Ebro, ni más ni menos. Visitamos Panizares (preciosas agujas calizas, tejeda), el gran descubrimiento de la Iglesia de San Pedro de Tejada de Puente-Arenas (que no falte el románico) y el ”pueblo perdido” del Valle, llamado Tartalés del Monte (peliagudo acceso). Las horas de la comida las pasamos en una agradabilísima área recreativa junto al Ebro (localidad de Condado).
El viernes 15, Día de la Virgen y celebrada fiesta en Donosti, nos invitan a chuletillas a la brasa (cortesía de los Martínez). Por la mañana recorremos la zona del Castillo, que la llaman en Cerezo. Se trata de la zona alta de la colina, que si hoy está despoblada y en ruinas, en tiempos del Medievo era el núcleo de la población, al estar bajo la protección del castillo anexo. La joya del pueblo, la iglesia de la Llana, se encuentra completamente destruida, aunque en la ciudad de Burgos se puede encontrar su pórtico de estilo románico, salvado in extremis de ser transportado a Estados Unidos.
Ermita románica de San Pedro de Tejada, (s. XI) Valle Valdivielso
El recorrido ha sido señalizado mediante paneles explicativos de los diferentes hitos que se van encontrando (La Llana, el Castillo, la nevera, …). Mención especial para el paisaje al Sur: La posición elevada del antiguo Cerezo permite la observación completa de la muy ibérica Sierra de La Demanda, desde Trigaza hasta San Lorenzo-Chilizarrias o viceversa, pasando por las marcadas siluetas de San Millán y Otero. Mi mente vuela imaginando la muy factible y atractiva travesía (incluso en el día) de la misma. Al tiempo...
El día siguiente visitamos Santo Domingo de la Calzada, donde se respira el ambiente del “Camino” (no recordaba que el gallo de la Catedral era de verdad), y a la hora de la comida practicamos otra vez esa cosa tan sana, silvestre y económica llamada pic-nic.
Después de comer en el área recreativa cercana a “Santomingo” visitamos la Abadía de Santa María de San Salvador, llamada usualmente Monasterio de Cañas. Mientras Beatriz efectúa la visita guiada al recinto, Usain Bolt gana los 100 m y bate el récord del Mundo mientras saluda a novias y familiares…
Otro de los pueblos que no solemos dejar de visitar cuando estamos en Cerezo es Belorado (“Belorao”), que también es etapa del Camino. La vuelta la hago corriendo, son 10 km. Por la tarde, las antiguas tradiciones y oficios del pueblo toman las orillas del río.
Las vacaciones cerezanas se terminan y volvemos a casa, no sin reiterados ruegos por parte de “Roxy” para que volvamos durante las fiestas de San Vitores.
Fotos en Picasa aquí.
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