"... Iba yo ayer todo enajenado en la bici, como disgustado por no haber podido ir al monte. Total que tras subir a Igueldo bajé a Orio; tenía ganas de comunicarlo con Zarautz sin ir por la carretera, y por una pista al otro lado de la ría, acabé en el camping.
Bajé a Zarautz, y como iba con la cabeza en otro sitio y hacia muy bueno seguí hasta Getaria, y bueno, acabé en Zumaia.
Total que a la vuelta, al subir de nuevo al camping de Zarautz, ya ví que iba tocado porque solo habia desayunado unos pocos cereales, y que me la estaba enganchando una pájara.
Se me olvidó llevar dinero. Bajé a Orio, y al subir a Igueldo de nuevo, ya iba vacío de gasolina, no sé ni como subí pegando zetas de un lado a otro de la carretera sin un gramo de fuerza.
Estuve a punto de pedirles algo a unos que andanban de pic-nic por Ventas de Orio, pero al final me corté, y llegué a casa como pude.
Subir la cuesta de Eguia fue otro martirio... llegué a casa, me senté tal cual venía, y me puse a devorar todo lo que pillé en el frigo. L se levantó en ese momento y se quedó flipada de ver a un tío con cara de loco, todo pálido, sudado, y vestido de ciclista comiendo como loco...".
(Este relato tragi-cómico de un amigo me ha alegrado la mañana del lunes. Gracias).
2 comentarios:
Me vienen recuerdos de algunas pájaras antológicas, mías y de compañeros de equipo (aquél que se zampó ¡una barra de pan! en una panadería de Asteasu...).
Ander, todo un honor...
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