No tengo constancia en mi memoria que haya subido nunca a Txoritokieta.
Aquellos paseos eran una buena escuela de domingo por la mañana. Ahora, con tres niños y la alta montaña en un segundo o tercer plano, vuelvo a esas montañas cercanas (no lo escribiré en diminutivo). Muchas de ellas las subo ahora por primera vez, mira tú qué bien.
El caso es que comenzamos el paseo al mediodía, a la hora de comer. Salíamos del partido de basket de E. en el poli de Altza. Íbamos cinco pero me sentía solo, muy solo en mi empeño. Los niños hacían la guerra psicológica total; una continua labor de desgaste. Y Bea estaba floja, casi febril.
Llegamos hasta donde marca el perfil del wikiloc (debajo), pasado un prado con burros, cuando la cuesta subía de grados sin vislumbrarse descanso alguno.
Sin embargo, sí que pasó. Los niños, relajados, felices al girar sus cuerpos y emprender el descenso, comenzaron a cantar y a decir tonterías. La algarabía. Los cánticos se fueron sucediendo y llegamos a forzar algunas tonadas jocosas:
Irene tiene un novio
que se llama el Tani
cuando se casaron
fueron de viaje hasta Hernani
...
La novia de Aimar
se llama Pilar
que cuando le da un besito
le entran ganas de cagar
Yo aun no había comido mi bokata (esperaba hacerlo en la cima de El lugar de los pájaros). Paramos a la altura de Menditxo, el antiguo merendero. Lo están renovando; lo llaman igual. Por su acabado exterior, no parece un hogar.
¿Abrirán el viejo Menditxo y volveremos a comer huevos fritos, camino de la cima de Txoritokieta?
¿Abrirán el viejo Menditxo y volveremos a comer huevos fritos, camino de la cima de Txoritokieta?
1 comentario:
Me apunto dos (a los huevos y al paseo)
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