jueves, 27 de marzo de 2008

Orio - Donostia




16.02.08 Horario aprox. 10,15h Orio, 12,15h Perus, 13,15h Cruce ctra. Igueldo (Pensión Tximistarri), 14,15 Donostia-Amara.
Normalmente los planes en la cabeza son de altos vuelos, y al final quedan en menos, aunque como decía aquel: “No pod ello hay que dezpreciadlo”.
Txori, con el que estuve ayer de pintxos, me recomendó la travesía Orio-Donosti, promocionada en los últimos tiempos por el CVC, y que si no me equivoco es parte del GR-121.
Tras hacer el recado de la aspiradora con el motor quemado, tomo el topo a Orio y me planto allí a las 10 y cuarto. La mañana es luminosa aunque bastante fresca (suerte que no la he pifiado como suelo hacer y he metido la camiseta de invierno). Tomo un cortado en el bar “Itzala”, decorado con bonitos dibujos a tinta de rincones del pueblo. Aprovecho para meter en la mochila la hiper-fina camiseta Millet que llevaba puesta desde casa. La verdad es que en ningún momento he pensado en ponérmela de nuevo porque ya digo que ha hecho fresco (a la llegada a Ondarreta estaban a unos 10º C).
Tras dejar atrás el Hotel Balea donde pasaron un finde hace poco unos amigos, comienzo a subir el primer repecho de la ruta, en el borde de la playa. Unas bonitas placas de arenisca oscurecidas por la directa influencia marina provocan las ganas de treparlas (incluso vislumbro algún espit; no parecen muy difíciles).
Así pues, el sendero va a media ladera, a algunos cientos de metros sobre el mar. Algunos tramos son continuos sube y bajas (repechos cortos pero empinados); otros en cambio son llanos. Se pasa, en el tramo más “montañero” (el que va de la playa al Perus), por dos caseríos, el segundo de los cuales desprende verdadero aroma añejo.
El sendero no tiene dificultad (hay una bajadita a la que le han puesto un cable), y está señalizado a pedir de boca, o sea es imposible equivocar la ruta.
El tramo hasta el “Perus” se hace en dos horas, estando, aunque psicológicamente no lo parezca, a mitad del itinerario. Desde el citado merendero, el asfalto toma más protagonismo, aunque aun restan bonitos tramos de sendero. Se pasa, eso sí, por las lindes de un montón de villas, todas ellas bien ocultas por los setos y los árboles. Muchas de ellas están en zonas sombrías, y me da la sensación de que no verán mucho la luz del Sol.
Hay un tramo, pasado un prado con ovejas, en el que estoy a un paso del mar, y tras el cual aparecen en el camino varias cabras, que dejo atrás sin que se inmuten.
Luego ya entro en el asfalto, y enseguida aparezco en la carretera de Igueldo (cruce que marca “Pensión Tximistarri”). El sendero se retoma otra vez tras cruzar la carreterita que sube al Parque de Atracciones, bajando por el mismo hasta Ondarreta. Ya en la city, paseo por La Concha con las zapatillas y bajos de los pantalones sucios hasta Amara. Me salen cuatro horas clavadas. Ducha, comida, y siesta. Ahora he quedado con Aitor y Enzo, y por la noche regresan Betcha y los Lolos.
Apunto: Cena chorizera en la “Venta de Curro” y copa en el “Connemara” de Amara-Osinaga.

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