Unamuno-Leuneta y Mandoegi al fondo
Ayer, un sábado de esos que Bea trabaja, preparé el puré, la carne (umm, en realidad estaban preparados del día anterior; ummm, y en realidad los preparó Bea), los yogures, y al coche.
La ruta está clara: Remontar el río Urumea, desde casi su desembocadura en Donosti, hasta la zona donde ya discurre netamete por territorio de montaña. Pasado el repecho de Benta Berri (muga con Nafarroa), se remonta el col que yo llamaba de jovencillo "Selvino" (influenciado por el nombre de un puerto del Giro), y al llegar al "top", en lugar de seguir hacia Goizueta (maravillosos recuerdos de tantas veces que he ido hasta allí en bici), se sigue subiendo hasta Arano (3 km más).
Las lolis, sufriendo
Entramos triunfales en el núcleo del pueblo, y enseguida destacan las casas reformadas de piedra nuevecita, muy rotundas y a la vez elegantes. Se trata de un pueblo realmente en plenos monte, lejos de Donostia (40-45'), y con una sóla salida. Se dice además que es el único pueblo navarro desde el que se puede ver el mar. Esto es posible porque, pasado un poco el final del pueblo, nos encontramos "enmedio" de ambas vertientes del valle (a la izquierda Adarra, a la derecha Urdaburu), y podemos ver sin mucho esfuerzo "Hospitales" e Igueldo, y seguido, el mar.
Los chavitos, pues "qué queréis que os diga", como dijo aquél: Un paco vaguetes; obligándome a tirar de imaginación para motivarles a caminar un rato. Así, íbamos de marca en marca del GR, haciendo txandas para llevarlos en hombros. Afortunadamente, la que más minutos pasó encima mío fue Irene, que es por mucho la más liviana.
Por cierto, que había más tráfico en la pista de montaña que en la carretera Hernani-Goizueta, gracias a los cazadores y a los aficionados al moto-cross. Ah!, y a los quads, ese genial aparato que me transmite tanta agresividad.
Al hilo de esto, me resultó penoso observar el panel que en el pueblo explicaba normas de comportamiento para viandantes por pistas y pastos de montaña (llevar los perros atados, no dejar basuras, ...), cuando lo que más estaba agrediendo el entorno no eran caminantes como yo, sino los 4x4, las motos y los quads que transitaban a cada rato pueblo arriba-pista abajo. Muy curioso...
Menos mal que más tarde, en la espléndida taberna frente a la iglesia (pedazo de ventanal frente al Adarra), los niños me alegraron de lo lindo viéndoles bailar trikitixas.
1 comentario:
Muy buenas Iñaki, majo repor. Arano, el único pueblo navarro desde donde se ve el mar... Ten entiendo perfectamente la sensación con los quads. Si aquí al final el más respetoso con el medio ambiente es, por lo general, el montañero y curiosamente es al que más trabas se le pone. ¡País!
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