jueves, 21 de junio de 2012

Ori



Ori (2017 m) ruta normal Cresta SE. Irati, Pirineos



El 26 de mayo iniciamos el finde en Irati con amigos de la ikastola. El primer objetivo era colocar en la cima al grupo de niños de entre cuatro y nueve años que, como hijos nuestros, no les quedó más opción que arremangarse en las duras rampas de la normal del Ori, ese gigantón no tan bonachón, primer dosmil del Pirineo viniendo desde el Atlántico, amo y señor del bosque de Irati y los confines de Zuberoa.

El violento inicio de la ruta se le cruzó a más de uno. Una de las amas, mientras trataba de entonarse comiendo una naranja en una trocha de piedra suelta, resbaló cayendo a plomo un par de metros, suficientes para romperse tibia y peroné. Dentro de la desgracia, llegada aun con los músculos sin calentar, la evacuación fue relativamente sencilla hasta la carretera del Puerto de Larrau, junto a la entrada del túnel de la vertiente Sur. La combinación de flojera (bajada de azúcar, falta de práctica), una suela de las botas que desaparecía por momentos (ver foto arriba), y un terreno puñetero, trajo consigo el accidente.

Bajamos tres con la chica hasta la furgo, y de los tres, dos hasta el Centro de Salud de Ezkarotz, donde se le estabilizó y evacuó hasta el hospital en Iruñea.

En Ezkarotz celebraban la fiesta del euskara, así que nos tomamos un par de cañas mientras las amas tomaban el mando de las operaciones en el ascenso al Ori.

Según nos contaron a posteriori, aquello fue como una especie de Zegama-Aizkorri por aquello del público animando a los ocho chavales, mientras trepaban por los pasos calizos de la franja del Ori txipia. Pena no haberlo vivido. Un poco más adelante, la llegada a la altura del nevero que marcaba el acceso a la cresta por cuyo sendero final se accedía a la rectilínea arista cimera del Ori.

Aupa amak eta aupa mutilak!

Mención aparte al finisher del Ironman de Lanzarote, aun sufriendo el efecto piernas de madera a resultas del mismo, y del bilbaíno que, haciendo gala de tal condición, "subió tres veces al Ori" (la inicial, la de subir las zapatillas a la accidentada, y la definitiva).

Allí reunidos se hizo imposición de medallas conmemorativas: "Ori 2017. Oriko txoria, Orin laket". Los niños la gozaron pues no esperaban el premio. Ilusión.

El descenso lo hicieron disfrutando de lo conseguido, ("bajar todos juntos y tranquilos", les decíamos desde el Valle), mientras los rescatadores esperábamos en el C.B. de Itzaltzu, junto al río Anduña. Todo el resto del día estuvo repleto de recompensas intangibles para amas, aitas y niños.