viernes, 29 de abril de 2022

Arritxulo

 







Tras el corto pero bello bidegorri que desde Altzibar te acerca a Karrika, la pista (cementada) subre bruscamente. Se trata de la "ruta normal" betetera hacia Oianleku.

Tras una rampa mantenida que zigzaguea, sale una pista de tierra a izquierda. Desde este mismo cruce se ve la senda que sube hacia Arritxurieta, que hicimos hace tres o cuatro años con los chavales.

La pista es de tierra y relativamente rápida. Lo peor son los charcazos, si te tocan.
Después hay un tramo cementado (al haber algún caserío en la zona) que es bastante panorámico, hacia Aiako Harria y los bosques a sus pies. Este tramos es un sube-baja con algún repecho que da "picorsito".

Tras un giro a derecha donde se ve un baserri en lo alto, se coge la pista de tierra que sale a la izquierda, abandonando ya definitivamente la pista cementada hasta Arritxulo.

Hay un pequeño descenso que nos adentra en un bosque atlántico, por tanto húmedo, bello, y lleno de errekas y saltos de agua en varios recovecos del mismo. La primera erreka es una chulada, por ejemplo. Suerte que he traído la Canon.

Tras un tramo tranquilo dentro del bosque, se hace una bajada con pedrolos, por tanto voy con tiento. Llego a un bellísimo recoveco del valle, donde circulo por la pista que se ha convertido en una erreka de agua saltarina. Paso junto a un baserri en ruinas, y la pista gira a izquierdas y pasa un puentecillo junto a una casa que más parece una instalación hidroeléctrica que un baserri.

Tras esta casa (no se ve a nadie, solitaria ruta) hay un repecho muy perro, luego suaviza, aunque hay bastantes pedrolos.

Tras un giro a izquierdas, otra vez en la penumbra del hayedo, la pista suaviza un rato. Aquí me encuentro con un ciclista de montaña que lleva una hora perdido. Lleva un Garmin pero sin un track cargado. El mountain bike no perdona, y estos montes, tan revirados y con pocas referencias, hacen el resto. Le echo una mano y lo dejo cerca del acceso a la carretera de Aritxulegi. Se agradece ir acompañado un rato y compartir la soledad. Yo sigo hacia Arritxulo, tampoco debe quedar tanto.

Tras el cruce donde dejo a mi compañero perdido, se alza un repecho feo, lleno de piedra suelta. Lo hago andando, para qué sufrir. Me gusta guardar fuerzas por si la ruta lo exige más adelante. La cuesta se mantiene exigente aun un buen rato, pero es un sitio precioso.

Salgo a una pista que parece que va en cota de nivel, y que es aún más bonita. Hayedo puro, pista ancha de tierra y ramitas, sube-baja sencillo... una delicia.

Tras alguna bajadita empinada, paso otra erreka y ya veo la puerta metálica que da acceso al parking de Arritxulo, el estimado refugio situado en Aritxulegi.

Desde aquí asfalto, y la empinadísima pista que baja bruscamente hasta Arditurri y su vía verde.

Nota: una instalación con baño, fuente y manguera para limpiar la bici ha sido instalada cerca del cruce que sube al casco de Oiartzun. Genial por la idea, gracias al ayuntamiento de Oiartzun. 

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jueves, 28 de abril de 2022

Luto de miel (Franck Thilliez)

 


Esta es una novela negra ambientada en las afueras de París, en Grenoble y sus afueras alpinas. Me ha gustado mucho. 

Derrocha una prosa bastante trabajada, y bascula entre la propia trama de la investigación, y los (serios) problemas psiquiátricos del protagonista.

La anécdota viene de que lo he leído por un guiño al lector en la anterior novela que he leído, a saber: "Rewind", de Juan Tallón. 

domingo, 17 de abril de 2022

Santander (cabos)

 







De vuelta de Liérganes, había que volver al ambiente urbano para que la juventud no se quedasen con la sensación de "solo" haber ido al monte y a un pueblo. Por muy bonito que fuera.

El segundo paseo (paseo que bordeaba el concepto de "excursión" o "trekking") fue por los cabos (el grande, el pequeño) que cierran Santander por el Norte, algo más alejados de uno de los límites de la ciudad: la península de la Magdalena.

Muy panorámico, verde de las enormes praderas, azul del inmenso mar... tremendamente agradable.

Tetas

 








Habiendo pasado la noche en el interior rural, pero no lejos de la costa, uno de los responsables de la Posada "el Remanso de Trivieco" me indicó muy amablemente varias opciones de excursiones (planes para un finde completo, realmente) para hacer durante la mañana.

Elegí (no puedo decirlo en plural) la corta, humilde, y con algún tramo algo empinado, subida a las llamadas "Tetas de Liérganes" (dos pequeñas "pitxontxas" muy a la vista desde el citado pueblo). Otra vez me puse morado a sacar fotos, esta vez con el recientemente estrenado filtro "polaraiser".

Mereció mucha la pena. También hablo en singular. Bastante que no me hicieran la envolvente para abortar la subida, daba el solete a gusto. Paisajes preciosos. El sobado mar y montaña. Picos de Europa, nevados, Montaña Palentina, más humilde, a la vista también. 

sábado, 16 de abril de 2022

Santander (ciudad)

 











Santander es "la típica ciudad" que tienes cerca pero apenas conoces. De pequeño, en el cole, me llevaron... un recuerdo difuso a más no poder. La última vez que estuve hacía tan mal tiempo (vimos a Revilluca) que el recuerdo es igual de borroso como mirar a través de una ventana mojada y empañada.

En esta ocasión nos hemos resarcido por un largo y bonito paseo por todo el frontal e interior de la ciudad, con la inigualable amenización visual de la niebla que entraba y salía, subía y bajaba, por la grandiosa bahía.

Aún no he seleccionado las fotos. Tengo tantas de ese día... qué pereza.

viernes, 15 de abril de 2022

Lluvia amarilla

 


Hoy he pasado por una aldea como ya pocas deben quedar donde sólo hay una casa habitada con dos personas,no sé si son dos hermanos,y que tienen poco contacto con el mundo y no les gusta que se acerque nadie... 

Cuando he llegado he visto una sola casa irradiada con el sol de la tarde y una pequeña ermita rodeada de montones de gallinas. El hombre me ha visto y ha echado a correr a esconderse. 

Y al irme he visto que se asomaba a mirar...

Se llama Coroneles y está en Valderredible.

O.M.I. 

jueves, 14 de abril de 2022