domingo, 6 de diciembre de 1992

Erratzu-Bidarray-Erratzu



Si yo estuviera escribiendo esta entrada en el blog en la fecha que indico, y no un 29 de noviembre de 2008, a las once y media de la noche, seguramente estaría oyendo zumbar de lo lindo el viento fuera del gîte. Estaría cansado, pero henchido de montaña y compañerismo.

Habría caminado, con mi hermano y un par de buenos amigos, hace un par de horas con la luna llena sobre nosotros.

Habría vadeado el río de Urritzate descalzo, tras destrepar el Alkaxuri por una vertiente salvaje. Todavía tendría viva la presencia de los ancianos que nos abrieron la puerta, sorprendidos (supongo) por nuestra pregunta de si aquello era algo así como un albergue...

Tendría aun el buen sabor de boca que deja, además, al cruzarte en el camino con una persona absolutamente desconocida que te hace un favor, como fue bajarnos en coche, en plena noche, hasta Bidarray.

Y tengo, a día de hoy, todos estos recuerdos, y hasta otro más, que extrañamente me hace recordar esta impagable travesía cuando escucho una canción en particular del disco Symbol de Prince, o viceversa (!).

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