miércoles, 3 de junio de 2009

Adarra

Posted by Picasa

Arano, arquitectura infantil

Siempre me paro un momento más de lo habitual al observar fotos de los libros de rutas que reflejan la montaña al atardecer. Todo parece más... es como si todo lo que tuvo que ocurrir durante el día ya hubiera ocurrido, y el tiempo que quedara hasta el anochecer fuese simplemente un regalo añadido.

Lo que ocurre es que tal vez los libros sean como las películas, que ves cosas que no son muy reales. ¿Cuántas veces he podido yo estar en una cima contemplando el cielo rojizo de las últimas luces?

Desde pequeño a uno le enseñan que hay que madrugar para ir al monte, siendo ésta una de las aseveraciones que más calaron en mí como montañero.

Por eso uno disfruta tanto de la cima del Adarra a las ocho y media de una tarde de junio.

4 comentarios:

jefoce dijo...

Brutal. Joder Iñaki, igualito que las joyitas que nos regalan en 'Cosas de cumbres'. Tú también tienes madera de narrador. Ondo segi.

eresfea dijo...

Di que sí, di que sí... Deberíamos sacar una guía de montañas desde las que se puede admirar el crepúsculo y regresar luego tan pancho a casa. Je.

Sergio dijo...

Quizás tengas que descubrir (o redescubrir) el vivac (voluntario) o la acampada nocturna.

imunain dijo...

Gracias a los tres. Tanto lo de volver "tan pancho" a casa como lo de vivaquear en cualquier prado son ambos tremendos placeres.