jueves, 15 de julio de 2010

Allez Retour



De vuelta de la Costa Daurada, y con reservas de goxua para un año en la zona donde se ajusta el flotador, paramos en Zaragoza. Nos gustó mucho el noviembre pasado, y esta vez nos zambullimos en sus vespertinos 38º C con los lolailos. El albergue está asaltado por los franceses.

Celebran la semana de Toulouse en Zaragoza (la Tolosa francesa, la "ciudad rosa", la del río Garonne y los Airbus; no la de Xabi Alonso, que al pobre, por cierto, no le hacen homenaje ¿o qué? -semos especiales... -). Nos apuntamos a la interesante visita guiada que organizan entre las oficinas de turismo de ambas ciudades: Paralelismos, divergencias. Sus ríos, sus centros de peregrinaje, sus colores, sus épocas doradas, sus gastronomías, ...

Zaragoza opta a la capitalidad cultural europea para 2016, como Donostia. Y no se lo montan nada mal. De noche, ya por debajo de los treinta grados, nos sumamos a la kalejira "Cooperatzia" del colectivo G. Bistaki tolosano. Nos gustó mucho.

De vuelta al albergue, me bajo con Eider en busca de mi Ámbar (con esos calores sufrí un ansia pasajera extrema por beber cerveza) a La Bóveda, el garito del elegante sótano abovedado del albergue, que en realidad es un palacio reformado. Esta noche toca un grupo, seguro que unos greñudos rasgando guitarras y aporreando la batería, pero me temo que empezará más tarde de lo que la chica del pijama de Hello Kitty va a poder soportar (en realidad, ella quería quedarse, tenía más cuerda que la ruta de Miss Oh al Kangchenjunga).

Así que, llamamos al ascensor, que nos sube desde la aún vacía sala de conciertos-bar hasta el 2º piso, donde está nuestra habitación. Todo un lujo pelín surrealista.

Garitos, tascas, bares y restaurantes a cienes en la zona histórica, El Tubo y aledaños (molona la terraza del Plata). Repetimos en el Algo Más: Raciones de arroz negro y albóndigas de carne, calamar y gambas, regadas con un somontano. (momento "ñoñostiarra hablando de lo bien que ha comido").

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