domingo, 12 de enero de 2025

Bilbao (barrios del Este)













Olympus EM10 mk. II + Yongnuo 17 mm f1.7

Con el ánimo de pasar un día en "esa ciudad de la que Ud. me habla", y tras pelear denodadamente con esa infamia de la tecnología que es la compra de billetes online en "Avanza", nos fuimos para allá.


La idea, clara, era recorrer los barrios de la zona Este de la urbe; aquellos, en palabras de Pata Negra, "donde vive la gente". El día es bastante frío y se va despejando: ideal para pasear.

Tras tomar el metro hasta Bolueta, donde se celebra el mercado dominical (rastro), vamos poco a poco subiendo por Txurdinaga (parada para el café). Tiramos hasta Otxarkoaga, llegando hasta la zona más alta (a partir de aquí es prácticamente monte).

Giramos, disfrutando de buenas vistas, dirigiéndonos en suave descenso hacia la iglesia de la virgen de Begoña. Mucho paseante y menos creyentes en misa.

Volvemos un poco en paralelo a la subida inicial para reconocer un barrio muy majo, el de Santutxu. Con aspecto de centro de ciudad alternativo, recorremos calles repletas de ciudadanos disfrutando del domingo, con multitud de comercios, llegando a una plaza, "Basarrate", tremendamente animada por familias con niños en el parque y adultos con el vermut en la mano.

Tras estar un rato sentados en una orilla del parque observando a la gente, seguimos ruta hacia el Casco Viejo, con objetivo en mente de buscar un local para comer.

En lugar de bajar directamente al casco, optamos por buscar algo allí, "extramuros", acercándonos al peruano llamado "Cevichazo Perú". A pesar de tardar casi una hora en servirnos, sabíamos que iba a merecer la espera, como así fué: la tremenda "ronda marina" nos hizo gozar con sabores diferentes y exóticos para estos vasquitos regulares. No le defraudaría ni al mismísimo "foodie" de Pantomima Full, ya que este peruano, efectivamente, estaba lleno de peruanos.

Con el acierto de no haber pedido postre (la ronda marina para dos, más dos crianzas= 44 €), nos acercamos al casco con un sol que marca mucho las sombras, haciendo las delicias de mi afición fotográfica (hoy estreno mi objetivo Yongnuo 17 mm f1.7, y tiene muy buena pinta).

Recorremos lo Viejo (parada para el café en un bar que tiene muchos estilos y ambientes en un solo local) para, poco a poco, acercarnos al Centro (no sin antes atravesar la africana y por tanto efervescente calle de San Francisco).

Anocheciendo ya llegamos al Intercambiador, junto a la ETB, para tomar de vuelta el petado autobús a Donosti.

Un día con vivencias y recorrido de diez. 

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