domingo, 27 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
Uzkuiti Ganbo
Uzkuiti (1332 m)-Ganbo (1412 m) travesía Muitze-Alotza. Aralar, Montaña Vasca
Dos montes nuevos, recorridos con la misma ilusión de mis primeras visitas a Aralar en EGB.
Lo demás, el mismo y revitalizante menú de siempre: Amigos, paisajes, alguna que otra penalidad propia de esta afición, la recompensa espiritual y la recompensa material final, esta vez en forma de alubias con morcilla.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Tai-Chi 2009-2010

practicando el movimiento "la grulla extiende sus alas" en la cima del Pic Aule.
Ya se me veían las maneras.
No pretenderé ahora tratar de explicar qué es el Tai-Chi (quizá a fin de curso), pero me gusta.
Anclar el cuerpo a la tierra a la vez que elevas la mente. Equilibrio, principio y fin, armonía.
Ya estoy en plan pretencioso. Corto y cierro.
Anclar el cuerpo a la tierra a la vez que elevas la mente. Equilibrio, principio y fin, armonía.
Ya estoy en plan pretencioso. Corto y cierro.
viernes, 11 de diciembre de 2009
The Glenn Miller Orchestra

Las músicas que más ponía mi aita en casa cuando yo era pequeño, eran: Mejicanadas, trikitixas, y jazz. No está mal. Yo creo que, por fortuna para mí, aquello me ayudó mucho a conformar mis gustos musicales de juventud.
Se escuchaba mucho a Glenn Miller, con esa elegante manera de adaptar la poderosa música negra en bruto, al gusto de las clases medias (mayoritariamente blancas) norteamericanas. Ejemplos de ese pragmatismo inteligente hay muchos en la historia de la música popular.
Por eso, teniendo por un lado el anuncio en el periódico del concierto, y por otro, el aniversario de boda de mis aitas, no había por qué devanarse mucho los sesos para elegir el regalito.
Se escuchaba mucho a Glenn Miller, con esa elegante manera de adaptar la poderosa música negra en bruto, al gusto de las clases medias (mayoritariamente blancas) norteamericanas. Ejemplos de ese pragmatismo inteligente hay muchos en la historia de la música popular.
Por eso, teniendo por un lado el anuncio en el periódico del concierto, y por otro, el aniversario de boda de mis aitas, no había por qué devanarse mucho los sesos para elegir el regalito.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Alegia-Tolosa. Valle del Oria, Gipuzkoa

Observo con felicidad ciudadana, la proliferación y consiguiente éxito de público, de bide-gorris, vías verdes, senderos accesibles y carriles ciclables y peatonales por nuestra geografía.
Nuestra querida N-I, una vez descongestionada al construirse la autovía, alberga, que yo sepa al menos entre Legorreta y Tolosa, una ruta por la que ciclistas y paseantes mueven sus cachas arriba y abajo.
Nosotros hicimos solo el tramo Alegia-Tolosa, por aquello de curarse en salud; llevamos niños que a veces vienen ya cansados desde casa.
Nos calentamos con un café en esa villa antiguamente conocida como Alegría de Oria, uno de esos pueblos oscuros de estos nuestros valles cantábricos (lo digo por lo de las nubes).
La ruta es sencillísima y transcurre en todo momento junto al Oria. Intentamos, no se si con éxito, que los niños se quedaran con el nombre de valle y río. Al fin y al cabo, es el valle que casi siempre nos lleva a casa, aunque luego el curso del río, que es muy suyo, va y se desvía hasta Orio.
En Tolosa celebraban la semana de la chuleta. ¿Cuántes semanas de celebraciones tienen los tolosarras al año? No saben nada, estos.
sábado, 5 de diciembre de 2009
martes, 1 de diciembre de 2009
Pic de la Géla (2851 m)

Pic de la Géla (2851 m) intento vía normal Cara Norte. Vallée de Badet, Vallée d'Aure, Pirineos
A. y yo logramos disfrutar de la alta montaña otoñal justo antes de la entrada de lo que debe ser el temporal "definitivo" que asiente el invierno.
No se como, pero como siempre consultando las "master pieces" de M. Angulo, encontré esta zona, con numerosos objetivos interesantes (Géla, Aguilous, Campbieil, Pic de Piau). Nos decidimos por el primero, el Pic de la Géla, al que teóricamente se puede ascender por la "normal" de la Hourquette de Chermentas, o así mismo por la Cresta de Aguilous.
Ya bien entrados en el valle, nos decantamos por la normal de la Cara Norte. El pico se presenta algo extraño, con una configuración poco amable: Mucha mezcla de roca y nieve.
Es muy habitual que, en estos meses de otoño tardío o temprano invierno, pasadas nevadas y posteriores vientos Sur hayan tranformado el manto en una dura y brillante capa que obliga a progresar en todo momento con crampones. Crrrisss-crrrasss, crrrisss-crrrass, mmm... bonita música para el montañero.
Desde la Hourquette de Chermentas se inicia la ascensión al pico en sí misma. Son 400 m de desnivel hasta cima. Se salva primero un primer escalón de nieve y roca, para después enfilar una pala de unos 35º en nieve dura, y cuya base acaba en una brecha que da miedo: Una pared vertical que cae sobre las pendientes bajo la Hourquette.
Al llegar al final de esta pala y, habiendo mi compa pasado el recodo tras las rocas (lu ruta sigue en una diagonal), mis fuerzas mentales me abandonan, al tener demasiado presente lo que hay debajo de mis pies, y no confiar demasiado en mi técnica de cramponaje. Comienzo a destrepar, mientras mi amigo sigue en su ascenso seguro y decidido a cima. En palabras suyas: "El tema era que tenía una pala rara al final con escalones, y tramos más pinos, porque lo normal de cualquier monte del que estés en la última pala, es que veas siempre al otro. Fue ahí lo caprichoso del terreno".
Como era de esperar, nos preocupamos mutuamente el uno por el otro. Además, mi móvil se había quedado en el coche. Las palas superiores siguen la misma tónica de inclinación y exposición: Toda la base de la Cara Norte es una pared rocosa. Afortunadamente, a los 25-30', volvimos a tener contacto visual.
La cima no fue el lugar de disfrute habitual, y solo le dio a A. para sacar unas foticos para "dar fe" (el Luisma dixit).
Durante el descenso, paramos a hacer un poco el gili en el muy helado lago de Badet, y por supuesto, seguimos admirando la enorme y espectacular Cara SE del grupo Cambpieil-Estaragne.
Al volver al coche, hacía tanto frío como siete horas y media antes. La nieve seguía igual de dura, y los esquiadores y trabajadores de la ahora desangelada estación de Piau-Engaly seguían en sus casas, mirando al cielo desde la ventana.
No se como, pero como siempre consultando las "master pieces" de M. Angulo, encontré esta zona, con numerosos objetivos interesantes (Géla, Aguilous, Campbieil, Pic de Piau). Nos decidimos por el primero, el Pic de la Géla, al que teóricamente se puede ascender por la "normal" de la Hourquette de Chermentas, o así mismo por la Cresta de Aguilous.
Ya bien entrados en el valle, nos decantamos por la normal de la Cara Norte. El pico se presenta algo extraño, con una configuración poco amable: Mucha mezcla de roca y nieve.
Es muy habitual que, en estos meses de otoño tardío o temprano invierno, pasadas nevadas y posteriores vientos Sur hayan tranformado el manto en una dura y brillante capa que obliga a progresar en todo momento con crampones. Crrrisss-crrrasss, crrrisss-crrrass, mmm... bonita música para el montañero.
Desde la Hourquette de Chermentas se inicia la ascensión al pico en sí misma. Son 400 m de desnivel hasta cima. Se salva primero un primer escalón de nieve y roca, para después enfilar una pala de unos 35º en nieve dura, y cuya base acaba en una brecha que da miedo: Una pared vertical que cae sobre las pendientes bajo la Hourquette.
Al llegar al final de esta pala y, habiendo mi compa pasado el recodo tras las rocas (lu ruta sigue en una diagonal), mis fuerzas mentales me abandonan, al tener demasiado presente lo que hay debajo de mis pies, y no confiar demasiado en mi técnica de cramponaje. Comienzo a destrepar, mientras mi amigo sigue en su ascenso seguro y decidido a cima. En palabras suyas: "El tema era que tenía una pala rara al final con escalones, y tramos más pinos, porque lo normal de cualquier monte del que estés en la última pala, es que veas siempre al otro. Fue ahí lo caprichoso del terreno".
Como era de esperar, nos preocupamos mutuamente el uno por el otro. Además, mi móvil se había quedado en el coche. Las palas superiores siguen la misma tónica de inclinación y exposición: Toda la base de la Cara Norte es una pared rocosa. Afortunadamente, a los 25-30', volvimos a tener contacto visual.
La cima no fue el lugar de disfrute habitual, y solo le dio a A. para sacar unas foticos para "dar fe" (el Luisma dixit).
Durante el descenso, paramos a hacer un poco el gili en el muy helado lago de Badet, y por supuesto, seguimos admirando la enorme y espectacular Cara SE del grupo Cambpieil-Estaragne.
Al volver al coche, hacía tanto frío como siete horas y media antes. La nieve seguía igual de dura, y los esquiadores y trabajadores de la ahora desangelada estación de Piau-Engaly seguían en sus casas, mirando al cielo desde la ventana.
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