Arriba, unas imágenes del esplendoroso tramo entre la cima de Maubermé y el Port d´Urets, parándome repetidamente a admirar el macizo de la Maladeta, ya que una vez pasado el vertiginoso puerto fronterizo, nos sumergeríamos de nuevo en los abismos ariégeoises. Porque a veces, recordarlo es casi tan bueno como vivirlo.
Reflexiones-recordatorio tras la dulce batalla ariégeoise. "A futuro", como dicen ahora los señores políticos:
- Hay una cremita que se presenta en forma de pinta-labios, marca Compeed, que va muy bien para evitar heridas y/o ampollas en las zonas con mayor fricción de los pies con las botas.
- Dar el nº de teléfono del refugio al que vas. Te pueden llamar allí. Tú no puedes llamar, pero tu familia al refugio, sí. A 2000 metros, en un húmedo atardecer rodeados por la niebla, uno necesita saber que todo está bien allá abajo.
- Llevar bisera es una buena idea. El recalentamiento que sufrí bajando de Estagnous, antes de llegar al bosque, me dejó a punto del catacrack.
- El bañador. Un chapuzón en el turbulento río para bajar el termostato, espabilarse y disfrutar de lo más parecido a una ducha en cuatro días, es todo un lujazo.
- La cámara de fotos. Llevarla fuera, en bandolera. Así puedes utilizarla y amenizar los tediosos textos del blog, y además quitas peso a la mochila.
2 comentarios:
Gracias por los consejos. Tomo nota de la crema: creo que me vendrá bien en excursiones largas. Qué envidia de tus ascensiones.
Gracias a tí. Ciao.
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