lunes, 14 de abril de 2008

Valladolid



La idea de pasar un día (Gasteiz-Valladolid-Gasteiz) en esta ciudad fue originada porque desistimos de ir a Madrid y dejar a los tres lolos con los “abuilos” de Gasteiz; nos parecía algo gratuito y evitable. Oí que en Valladolid se estaba presentando una exposición de título “Sorolla y Castilla” y enseguida propuse el plan: No vamos un finde completo a Madrid, pero podemos hacer una escapada de día a la capital de Castilla y León. Así, ya disponíamos de escusa, y algo mejor aun: La posibilidad de que Beatriz se reuniera por unas horas con sus amigas castellanas de la misma profesión que ella: Teresa y Ana. Estas dos enfermeras vivieron en Donosti y trabajaron en Osakidetza algún tiempo, hasta que pudieron retornar a sus lugares de origen.

La última vez que vimos a Teresa fue un encuentro curioso: Ella venía de esquiar en Alpes, en un bus organizado. Nos llamó porque el bus hacía una parada técnica en Pío XII. Nosotros acabábamos de llegar de nosedónde. Bajamos a toda prisa del piso de Eustasio Amilibia, con Eider en brazos (era muy pequeña, tendría 7 meses). Así que Teresa tuvo la oportunidad de conocer a Eider durante… 1/2 minuto.

   

Visita a la fachada de San Pablo, croqueta de Boletus+Ribera, tres guapas

Aiert, que este mismo fin de semana ha estado en Paris corriendo en el Marathon (35.000 almas trotando por Les Champs Elysées), se descojonaba de nosotros cuando le dijimos “vamos a ir a pasar el día a Valladolid”. No es para tanto, Aiert: En 2h15 estábamos buscando un huequito junto al Pisuerga donde aparcar el Toledo. Eso sí, reconozco que el día nos pasó factura: lelgamos de vuelta a Gasteiz a casi la una de la noche, y bastante cansados.

La ciudad en sí se recorre fácilmente, es muy asequible. Al menos la zona histórico-artística, la que te marcan en las oficinas de turismo. Fuimos buenos chicos e hicimos caso a estas indicaciones. Sucesivamente, fuimos viendo/visitando:

Þ Desayuno en Dollar’s, cerca de la Plaza Mayor,
Þ Oficina de Turismo, y tras ella, este recorrido:
Þ Plaza Mayor,
Þ Catedral,
Þ Iglesia (torre esbelta),
Þ Portada de (...)
Þ Museo Nacional de Escultura (Palacio de Villena),
Þ Recinto de los Pasos de Semana Santa,
Þ Iglesia de San Pablo, con visita guiada a las obras de restauración de la fachada
Þ recorremos la c/San Ignacio, pasando por el Convento (…),
Þ Plaza Mayor, ...

Hacemos tiempo descansando y disfrutando de la excelente meteorología en la Plaza de.
No quisimos perdernos la oportunidad de tomarnos un tinto de Ribera de Duero y un pintxo, asunto que solucionamos en el “Milvinos”, precisamente en uno de los vértices de la citada Plaza.

Comemos muy cerca, en la calle de la Pasión, justo frente a la sala de exposiciones que más tarde visitaremos. Elegimos el menú (21 €), y yo por supuesto eligo carne de segundo (cuchifrito) lo que, unido al arroz con bogavante de primero, me dejado bastante saciado.
Al rato de terminar aparece Teresa, que ya conocía el restaurante. Primer y grato encuentro del día. Se la ve encantada de haberse reunido con Beatriz, sobre todo por lo inesperado del asunto (le habíamos llamado el día anterior, camino de Vitoria).

El paseo que sustituye a la siesta consiste en recorrer toda la Avenida Zorrilla, probablemente la más importante se Valladolid. A un lado tenemos todo tipo de comercios, mientras que al otro hay un parque que se adivina extenso, y en cuya zona de jeugos emerge, tras la vegestación, un galeón pirata parecido al que arrasa ya en el barrio de Lakua en Gasteiz. Tras recorrer ida y vuelta la pasarela peatonal que salva el Pisuerga para acceder al Museo de la Ciencia, llega Ana. Ana es una chica de Palencia (capital) que también coincidió con Beatriz y Teresa en su época de enfermera en Donostia. Se casa en septiembre, en la misma Palencia. Parece que iremos… 200 invitados. Ya juntos los cuatro, recorremos en sentido inverso el Pº Zorrilla, hacia el Centro. Visita obligada (era la excusa), a la exposición titulada “Sorolla y Castilla”.


Peñalara bajo la tormenta, Sorolla

De ella me impresionan sobre todo los paisajes de montañas, que recrean con gran sensibilidad las “luces de Montaña”, como diría Gallen Rowell. Tras recrearnos con esta Castilla al óleo, otro paseo más nos conduce a un agradable bar donde pasamos el resto de la tarde, hasta el anochecer. Mientras una preciosidad que está metida en un puesto promocional de Bailey’s se aburre (con lo que, durante un par de horas, estuve rodeado por un total de 4 mujeres) las tres loritos no paran de hablar, como por otra parte era lo más normal y predecible.

Nos despedimos en el lugar donde teníamos el coche. Teresa parte hacia Salamanca en su “306”. Nosotros llevamos a Ana a casa, por eso se alarga un poco más el viaje. Para entrar al centro de Palencia hay que desviarse un buen rato de la autovía Valladolid-Burgos. Mención especial a la (fugaz) visión del cielo estrellado camino de Pancorbo. Esto termina, al final bastante cansados; entramos por Lakua a eso de las 00h50’. Mañana, nosotros cansados y los niños a las 7 ó 7h30 estarán ya como motos.

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